Este sábado Peter y yo nos dispusimos a mirar a los aquilianos un poco más de cerca, y que mejor manera que hacerlo subiendo a la AQUIANA.
A las 9:15 me recogió en casa, y en 20 minutejos ya estábamos dando los primeros pasos dirección San Adrian desde Villanueva, después de unos minutos por falso llano, encaramos las primeras rampas de la subida al pueblo de San Adrian, corriendo pare luego intercalar correr con andar a buen ritmo siempre, Peter dice que hay que entrenar "ANDAR" ya que gran parte de los aquilianos tenemos que andar, y no le falta razón, nosotros al menos.
Así en unos 30 min nos plantamos en San Adrián, llevamos algo más de 4 km pero aún queda lo mejor y más bonito de la ruta.
Cruzamos el pueblo y continuamos por una pista que rápido se torna en sendero, el arroyo baja con mucha agua y hace que me despiste por unos segundos pero rápido veo el camino que tenemos que seguir, cruzamos el susodicho y para arriba. Este sendero pica mucho para arriba en muy poca distancia vamos salvando mucho desnivel, aquí correr ni lo pensamos, cuando nos damos cuenta ya estamos en la pista de los doce apóstoles, después de atravesar un bosque vertical interrumpido por numerosos regueros que transportan el agua caída este invierno tan lluvioso.
Este sendero nos deja en la fuente del Valdueza, que este año mana abundante agua.
Desde aquí solo nos queda subir a la AQUIANA, solo...y los más duro, pero a eso hemos venido, en sentido contrario a los Aquilianos ruta B, nos dirigimos a coger la pista que nos llevará hasta el pico, una subida tendida al principio, que se va endureciendo a medida que pasan los metros, hasta llegar al final de la misma donde tenemos que girar a la izquierda para subir unos 300 metros por un cortafuegos que nos calienta los gemelos, avisándonos que aún queda desnivel que salvar, unos 250 metros más, los cuales los hacemos por donde bajan los Aquilianos A y por fin después de 1h43 min, llegamos arriba, para disfrutar de unas vistas, que si bien ya las hemos disfrutado muchas veces, no dejan de ser espectaculares.
Después de un ratito, corto, de relax, nos dispusimos a bajar hacia Villanueva, quedaban 14 km de bajada, hacía muchiiiiiiiisimo tiempo que no bajaba tantos kms de forma continuada y se nota, vamos si se nota.
Bajamos un tramo por donde se puede subir con 4x4 hasta la aquiana y desde aquí desandamos lo andado hasta coger un pista a mano derecha que nos llevaría dirección Villanueva, por momento las piernas se volvían bloques de hormigón hasta llegar al llano final donde Peter hizo gala de su ritmo maratoniano, y enfilo la marcha un poco más rápido de lo normal para estas rutas, pero que vino bien para soltar las piernas.
Al final poco más de 24 km en 3h02min , 2.800 acumulados, buen entreno, el sábado mencía, vendrá bien para rodar durante casi 3 horas, y todo pensando en Aquilianos, si bien este año, estoy peor que otros, lo que me hace pensar que llegaré mejor a la cita, pero mi objetivo no es otro que salir y disfrutar de esta magnífica ruta y serán los km. los que me digan como afrontar la parte final de la prueba, como dice PETER, hay que ser positivo lo malo viene solo...pues eso....a disfrutar.
Y hablando de Aquilianos, lo que para nosotros es una auténtica proeza, mis abuelos, y como los míos muchos de los vuestros, que vivieron por esa zona, ya patearon estos montes y en situaciones dantescas, Mis abuelos originarios de Ferradillo, como todos por aquel entonces vivían de la ganadería en gran medida y agricultura y demás oficios de por aquel entonces. Subían a la Aquiana y se iban mucho más lejos, con el ganado desde Ferradillo, con las ropas de aquella, con las necesidades y obligaciones de aquella, y bajaban a Ponferrada por la LOMBA (por donde se baja hoy de Aquilianos a Rimor) y volvían a subir en el mismo día, cargados con productos que vendían y como no, con sus hijos a cuestas, daba igual que fuera invierno (de los buenos no como los de ahora) o verano, (ya sabemos como se las gasta por aquí Lorenzo cuando aprieta).
Mis abuelos ya no están, y este año, será un homenaje a ellos y a todos aquellos abuelos que en su día hacían de forma cotidiana, lo que hoy algunos haciéndolo una vez al año, consideramos una proeza.
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