Este lunes decidí cambiar de rutina, no voy a poner
disculpas, no estaba lesionado ni buscaba menos sufrimiento del que se presumía
en la sesión de entrenamiento que Alex Martínez había planificado para el grupo
de entrenamiento de la ULE, simplemente me apetecía hacer una rutina parecida
fuera de la rutina de la ULE.
Acudí puntual a la cita en la petanca del parque de El
Temple, allí me esperaban los habituales y sencillos miembros del rebaño
pastoreado firmemente por Che y Jose, así que cual corderito obediente, y
esperando no salir degollado, me coloqué para el posado con el que se inician
las…¿caminatas de los lunes?. No voy a
enumerar los participantes, pues ya han quedado inmortalizados en las instantáneas
que gentilmente me cede el Profesor Tejedor.
Prevenido iba de que no debía salirme del rebaño,
últimamente se han avistado en el Pajariel algún que otro lobo, cuya piel no
adivinan a confirmar si es de cordero, de borrego, o de lobo, pero que siembra
el terror entre los caminantes/as. Hasta el momento SEPRONA, no ha podido
identificar a esta bestia que ataca a los rebaños creando confusión, y en algún
caso provocando daños de escasa índole.
Todo apuntaba a que podría ser un noche tranquila, pero tras
cruzar la pasarela e iniciar el ascenso a la senda de El Butano, giro a la
derecha para subir por una senda, cortafuegos, a la que nadie supo dar nombre, a lo más que
alcanzaron fue a identificarla como pariente en consanguineidad de primer grado
con la tan temida “Puta Parió”, me
atrevería a decir que aún peor.
Esta senda tiene salida cerca de una de las curvas de Las
Zetas, en sentido subida, justo la anterior al cruce hacia el Vía Crucis. Desde
allí, bajada por el Vía Crucis para subir por la senda de Las Ardillas. El
grupo iba recuperándose del susto inicial, y este sendero parecía no hacer daño
en las piernas de los participantes, los
más valientes se atrevían a ¿correr?.
Coronada la senda de Las Ardillas y en el cortafuego de Las
Tetas, Che preguntó , qué grado de dolor estaban dispuestos a asumir los
participantes y por cuánto tiempo. Conclusión, bajar El Picachín, bajada
¿caminando?. El personal es oír que hay que sacar la cartera para pagar unas
cervezas por llegar el último y desbocarse monte abajo.
Para esos momentos, la noche había caído, y entre los
árboles las sombras me confundían. Recordé viejas historias de lobos que
amenazaban las cabañas ganaderas del Pajariel, lobos que nadie había
visto. Expectante, teniendo claro que el
único animal de cuatro patas que nos acompañaba era Ceres, la perra de Isa, vislumbre
una sombra que nada tenía que ver con un cuadrúpedo,….El Bierzo está próximo a
Galicia, y las historias de licántropos siempre han estado presentes en nuestra
cultura popular, así que por descarte lo
que creí ver ayer por la noche, fue un Hombre Bobo.
De El Picachín, como el personal no se había cansado de
¿caminar?, bajamos por la M-30 ULE para coger la senda de La Castaña, alguna
que otra castaña hubo, pa que lo vamos a negar, nada que no puedan remediar
unas mullidas posaderas.
De La Castaña tomamos dirección Variante Emma Sur, de
camino, se oía el canto de la Lechuza, esa pájara que nunca se deja ver y que desde
su posición, cotillea lo que hacen los caminantes y trata de entretenerlos con
su característica cantinela. No se le dio mayor importancia y continuamos por
la Variante Emma Sur, allí seguimos ¿caminando?.
Caminábamos a tal velocidad
que uno de los bastones de Carminha, se descompuso, está claro que non era
galego, o que eu che diga, Hong Kong non é un barrio de Guitiriz, de Galicia
Calidade nada. Gentilmente, y porque siempre ha habido clases, Jose y Fernando
encontraron el tramo de bastón, y el manitas, Miguel, lo recompuso.
El viaje se estaba acabando, y tras disfrutar de La Lola,
llegamos al punto de partida después de casi tres horas y 12 kilómetros de
¿caminata?.
Yo si no se corre más en estas salidas, no vuelvo, me siento
defraudado.
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